Desde la Vocerías de los Pueblos saludamos con gran pesar a la familia Vergara Toledo por el fallecimiento de su madre, compañera y abuela, Luisa Toledo Sepúlveda. Esta mujer imprescindible de nuestra historia reciente luchó hasta sus últimos días por la justicia frente al asesinato de sus hijos Eduardo, Rafael y Pablo. Incansable buscadora de justicia, Luisa fue una madre que dedicó cada despertar a la memoria de sus guerreros, a sus locos del amor, cultivando la esperanza en la crianza del anhelo de un mundo nuevo.
Su vida es un testimonio innegable de la profundidad de las heridas que dejó la Dictadura cívico-militar y que se reabrieron con las violaciones a los derechos humanos cometidas contra el pueblo durante la Revuelta Popular. Hoy, lamentamos que nuevamente otra mujer y madre muera sin obtener justicia.
Valiente, de frente, sin miedo a la muerte, a Luisa la escuchamos siempre con la palabra firme y sabia. En todo momento nos enseñó con su quehacer –movilizada y con acciones concretas– a no bajar los brazos, a no rendirnos y a dar nuestra vida si fuese necesario en la resistencia cotidiana; porque quien atesora ideales de igualdad y de amor revolucionario nunca pierde la fuerza para encontrar sentido a cada amanecer.
Así te sentimos querida Luisa. Así te llevaremos eterna en la coherencia de nuestras acciones que no pierden el Norte, buscando incansablemente la justicia y la libertad, y viviendo nuestra lucha por el amor a un sueño colectivo. Encontraremos consuelo en la capacidad de transformarnos mientras nos tomamos de las manos con otrxs para ser muchxs en la misma esperanza de construir un mundo más justo.
Que Luisa viva en nosotras más que nunca, porque los últimos logros se deben a la lucha de la clase más perjudicada por este sistema capitalista. Hoy más que nunca debemos afianzar nuestra raíz y sentido para que el ejemplo de Luisa nos permita exigir justicia hasta el final.
En este momento en que Chile vive un proceso constituyente, vale la pena reflexionar sobre la incansable búsqueda de verdad y justicia encarnada por esta luchadora del pueblo y la necesidad de refundar el país con bases sólidas de entendimiento que no vuelvan a tolerar violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado y que acojan y reparen debidamente a las víctimas.
En este abrazo incluimos también a las madres, padres y cuidadoras de presos y presas políticas de la Revuelta, a quienes han sufrido violaciones de derechos humanos por parte de este gobierno y a quienes realizan pequeños actos de resistencia cotidiana en todos los rincones de Chile. Con el ejemplo de Luisa seguiremos luchando por la justicia y la dignidad.
Fuente: Vocerías de los Pueblos