A través de modelos predictivos, una investigación publicada en la revista científica Progress in Oceanography, reveló que de aquí a finales de siglo existirá una merma de biomasa de este organismo. Esto también significará un desplazamiento de especies que dependen de él, como pingüinos y focas cangrejeras.
El kril antártico (Euphasia superba), un pequeño crustáceo que mide entre 6 y 7 centímetros de largo, es fuente de alimento esencial de ballenas, pingüinos, focas, calamares y peces, entre otros organismos marinos. Se considera el eslabón clave de las tramas tróficas del continente blanco y, a pesar de su
abundante biomasa, es también vulnerable a los efectos del cambio climático y la acción del hombre.
Un grupo de científicos de diversas instituciones chilenas, entre ellas la Universidad de Concepción (UdeC) y el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), desarrolló un estudio para determinar qué ocurre con esta especie bajo condiciones climáticas futuras. El equipo de investigadores implementó una nueva versión de un modelo predictivo con el objetivo de conocer cómo las variables del entorno afectarán la biomasa del kril desde la actualidad hasta el año 2100.
Los profesionales utilizaron un modelo trófico denominado Ecopath. Con él realizaron tres proyecciones climáticas medioambientales bajo parámetros como la extensión del hielo marino y la concentración de clorofila; además de analizar variables antropogénicas relacionadas con la pesquería de kril (sin captura, pesca constante y aumento de esta actividad). El área muestreada contempló la zona occidental de la península Antártica, desde isla Alexander hasta la parte este de isla Elefante.
El estudio reflejó la importancia de las variables ambientales en el devenir de este organismo, con especial énfasis en la clorofila-a, pigmento fotosintético que es producido por fitoplancton, alimento del kril. La cantidad de este elemento influyó fuertemente en la variabilidad de la red trófica antártica en un futuro, generando cambios hacia fines de siglo. La investigación también detectó una disminución de E. superba y el aumento de otros organismos zooplanctónicos, como las salpas.
La merma en la biomasa del kril también significará un desplazamiento de especies que dependen de él, como pingüinos y focas cangrejeras. “Con esto no estamos hablando de un colapso en la red alimenticia, pero sí significará una importante reestructuración, no solo respecto de quienes suben o bajan en las tramas tróficas, sino a nivel espacial, debido a que obligará a quienes dependen de este recurso a moverse para encontrarlo”, comentó la Dra. Andrea Piñones, oceanógrafa del Centro IDEAL y coautora del estudio.
Sobre el impacto de la pesquería en la cantidad de kril, los resultados del modelo predictivo consideran una influencia baja en la biomasa de este organismo. No obstante, la ausencia de estudios que grafiquen su variabilidad espacial y estacional podría causar una subestimación de sus reales impactos en el ecosistema.
“Los resultados de esta investigación sugieren una fuerte disminución de la biomasa de kril antártico de aquí a finales de siglo bajo todos los escenarios climáticos e independiente de la presión pesquera. Los siguientes pasos serán corroborar en terreno los resultados obtenidos y mejorar el modelo para que represente mejor el ciclo de vida de la especie y la distribución de las pesquerías, con el fin de obtener proyecciones más representativas”, concluyó el Dr. Giovanni Testa, oceanógrafo de la UdeC y líder de la investigación.
El trabajo publicado en la revista científica Progress in Oceanography proporciona información sobre la respuesta y dinámicas que tendrían las especies en un futuro. Estudiar la biomasa de kril otorgará evidencias sobre los impactos reales en el clima, la pesca, la biodiversidad y el turismo.