En Entrevista
Desde hace un tiempo distintas organizaciones de Santiago han comenzado a levantar múltiples apuestas de sostenimiento autónomo por medio del ejercicio de cultivar en diferentes trozos de tierra en medio del hormigón y el cemento.
Desde esas tantas experiencias surgen alianzas colaborativas que invitan a reapropiarse del espacio público y con ello transformar el habitar de los territorios en medio de la ciudad, además de construir y fortalecer lazos que permitan generar intercambios directos desde el campo a la urbe.
A continuación, les invitamos a leer la siguiente entrevista que como Gaceta Ambiental realizamos a Marileu Avendaño, de Escuela Agroecológica Germinar de la provincia de Petorca, quienes estuvieron el fin de semana recién pasado articulando redes con distintos espacios organizativos de Santiago
¿Qué significa la creación de una alianza campo-ciudad?
Significa una alianza estratégica que promueva la soberanía de los pueblos, desde la soberanía alimentaria, como derecho colectivo de los pueblos y naciones por una alimentación nutritiva, culturalmente apropiada, socialmente justa, con un sistema agroalimentario de base agroecológico, para esto es imprescindible la recuperación de los bienes comunes en especial el agua como bien común inapropiable y la redistribución de la tierra, donde tanto el campesinado como el pueblo urbano tenga injerencia en las políticas publicas que les atañen.
Para llegar a este horizonte es necesario la construcción de tácticas que apunten a esta alianza, una de estás es la construcción de puentes comercialización directa que eliminen al intermediario de la escena, con ello pagando un precio justo al campesinado y cobrando un precio razonable a les consumidores.
La comercialización es uno de los grandes obstáculos de quienes producimos y que sumando a la economía extractivista que depreda nuestros territorios nos ha llevado a un profundo empobrecimiento multidimensional, orillándonos al éxodo campo-ciudad. Es por lo anterior que resistimos a nuestra expulsión de la ruralidad y creamos alternativa, y en ese contexto y las, los y les consumidores son una pieza clave, con quienes queremos crear un tejido que sostenga una vida digna para todas las personas sin distinción, caminemos hacia la construcción del buen vivir, que también significa la restauración de los ecosistemas desde la agroecología campesina.
¿Cómo podemos profundizar la cooperación y alianzas entre el campo y ciudad?
En nuestra primera visita hemos intentado profundizar la cooperación primeramente comprendiendo qué es lo que nos mueve, cual es la agroecología que defendemos, entregando algunos conocimientos introductorios sobre técnicas de la agroecología para fortalecer y crear huertas, también como esta se posiciona rompiendo con el antropocentrismo, y resituándonos como una especie que en su naturaleza fue creadora de más abundancia y biodiversidad, pero que hoy nos conducimos al abismo de la crisis climática, y que lamentablemente muchos de los perjuicios ocasionados por el capitalismo neoliberal son irreversibles. Sin embargo, no nos rendimos, creemos que la vida es más fuerte que la muerte que nos imponen y desde esa convicción es que la ciudad debe recuperar los principios del cooperativismo, de comunidad, con redes de abastecimientos, cooperativas de consumos y otras formas organizativas que fortalezcan la autodeterminación y soberanía de quienes habitan las ciudades.
¿Cuál es la lectura política que hay tras el ejercicio de la soberanía alimentaria?
Nuestra lectura política es clara al comprender que la crisis climática también es una crisis alimentaria, y Chile siendo una de las 10 naciones más vulnerable a este hecho, es inminente el colapso y encarecimiento de los alimentos, lo que por supuesto repercutirá más gravemente a la urbe por su casi nula tierra agrocultivable disponible y por no contar ni con los conocimientos técnicos y los saberes tradicionales de la agricultura que aún sobreviven en los campos.
La soberanía alimentaria como derecho colectivo debe ser defendido para que en la nueva constitución sea consagrado, pero más importante aún la Soberanía Alimentaria es una practica que con su instrumento, la agroecología, nos da la posibilidad de sanar la violencia que se le ha propinado brutalmente a la Naturaleza y que hoy nos tiene en jaque a la vida en su conjunto, en todas sus formas y que es nuestro deber ético proteger y exigir justicia restaurativa a como de lugar.
¿Con que territorios dentro de Santiago se están articulando?
En esta primera pasada estuvimos en Conchalí, San Miguel, Pedro Aguirre Cerda, Providencia, en estos espacios confluyeron diversas organizaciones de estos territorios y contiguos, como cooperativas de consumo, redes de abastecimiento, asambleas territoriales, juntas de vecinos, entre otras. Estamos en conversaciones con espacios educacionales, y con otras comunas, tanto para establecer vínculos con consumidxres como con productorxs.
¿Hay nuevas fechas de encuentro?
Esperamos prontamente confirmar una fecha para octubre, en primera instancia pensábamos en el fin de semana del 8 de octubre, pero están surgiendo bellas ideas de hacer encuentros ampliados, quizás intercomunales, pero estamos barajando y les comunicaremos lo que se articule finalmente.
Otra posibilidad que estamos co-creando es que en un futro no muy lejano crear espacios de intercambio ciudad- campo para formar educadorxs populares en agroecología con herramientas técnicas y políticas para la producción urbana.
¿Qué llamado le hacen a quienes lean esta nota?
A creer, somos muchxs, millones, tenemos el poder de transformarlo todo, que es posible escribir otra historia en la medida que la construimos, la historia la hacen los pueblos, y más temprano que tarde todas las gotas liberaran el caudal de la abundancia que todxs merecemos.
Si les interesa la propuesta que estamos desarrollando (que no es solo en Santiago) se pueden contactar con nosotres por los siguientes canales: confe_conaproch@yahoo.com, Instragram Conaproch, Facebook: Conaproch – Confederación Nacional Campesina de Chile.