A través de la nueva publicación editada por la organización de conservación marina Oceana, “Eliminación de las redes de arrastre en la pesquería de la merluza común”, se busca establecer las bases científicas que justifican la eliminación de esta técnica como método de captura para una especie que por años se ha visto afectada por la sobrepesca.
El reporte publicado por la ONG, recoge diferentes informes científicos que dan cuenta de los graves daños ocasionados en los ecosistemas por la pesca de arrastre de fondo tanto a nivel nacional como internacional.
“La presión pesquera ejercida sobre la merluza común ha llevado a un evidente deterioro en su población con pocos signos de recuperarse, transitando entre la sobreexplotación y el colapso durante la última década”, explicó Liesbeth van der Meer, Directora Ejecutiva de Oceana. “Existen diversos factores que han contribuido a que esta especie esté en crisis, entre ellos, la pesca ilegal y el uso de artes de pesca que no son sustentables, los cuales no solo afectan a la merluza común, sino que a muchas otras especies”, puntualizó van der Meer.
La pesca de arrastre de fondo consiste en el desplazamiento de grandes y pesadas redes por el fondo marino, las que van atrapando todo lo que está en su camino debido a su baja selectividad. De esta forma, capturan peces e invertebrados que viven sobre él o en sus cercanías, es decir, especies bentónicas y demersales. Este tipo de pesca no sólo tiene un impacto directo sobre las poblaciones de peces y las comunidades bentónicas de las zonas donde es utilizada, sino que también puede tener efectos a largo plazo en los ecosistemas ya que altera las propiedades físicas del fondo marino.
En Chile son nueve las pesquerías que cuentan con autorización para capturar por medio de esta técnica, entre las que se encuentran la merluza austral, el congrio dorado y algunos crustáceos. De hecho, en 2016 Oceana presentó una propuesta para evitar la expansión del arrastre de fondo por medio del congelamiento de la huella, una medida que habría tenido un impacto positivo en la merluza común, sin embargo, pese a ser firmada y anunciada por la Subpesca, nunca vio la luz verde.
«Lamentamos que no se haya dado el espacio para concretar el congelamiento de la huella de arrastre, llevamos casi cuatro años peleando por esta medida, pero la discusión de limitar y erradicar paulatinamente la pesca de arrastre es inminente, sobre todo cuando una especie como la merluza común ha disminuido a un décimo de su población virginal y, en consecuencia, sus cuotas de captura”, señaló van der Meer.
Precisamente, la Comisión de Pesca, Acuicultura e Intereses Marítimos de la Cámara de Diputados y Diputadas, se encuentra ad portas de votar un proyecto de ley que busca eliminar la pesca de arrastre de fondo en la merluza común y respaldar así a aquellas organizaciones de pescadores artesanales que por años han pedido una regulación en la materia.
Son más de mil las embarcaciones de pescadores artesanales que trabajan en la merluza común por medio de técnicas menos invasivas y se distribuyen desde la región de Coquimbo hasta la región del Biobío, sin embargo, deben conformarse con solo el 40% de la cuota. Muy por el contrario, el 60% restante lo tiene el sector industrial, que cuenta con tres embarcaciones arrastreras concentrando más del 75% de la cuota de la flota industrial, y que operan en una sola región.
“Acá son muchos los factores que se conjugan para sostener que la eliminación de la pesca de arrastre de fondo es una solución evidente; por una parte, está la evidencia de los impactos negativos del arrastre de fondo en los ecosistemas. Pero también estamos hablando de comunidades costeras que no ven futuro si no se detiene la sobreexplotación de esta especie”, dijo César Astete, Director de la Campaña de Pesquerías de Oceana.
Los impactos de la pesca de arrastre de fondo se encuentran bien documentados en la literatura científica, lo que ha impulsado a otras naciones a la regulación de este arte de pesca, algo que en Chile ha sido muy difícil de abordar.
“Estados Unidos, Canadá y países de la Unión Europea han llevado adelante cierres espaciales y congelamientos de la huella para proteger sus hábitats importantes, así también Nueva Zelanda, Hong Kong y Filipinas han trabajado en regulaciones para limitar este arte de pesca”, especificó Astete, a lo que van der Meer añadió que “al contrario, en Chile no se ha establecido ningún límite, y si el país realmente quiere estar a la vanguardia en términos de conservación marina y seguir siendo una potencia pesquera, debe replicar el ejemplo de otras naciones”.
Fuente: Oceana