Un nuevo informe sobre el proyecto de expansión Quebrada Blanca de Teck Resources revela que sus políticas para combatir el cambio climático son simplemente retóricas

Principales hallazgos: El proyecto de expansión Quebrada Blanca Fase II (QBF2) tiene un costo de más de 4.7 mil millones de dólares americanos y es financiado por bancos japoneses y canadienses; El proyecto de cobre-molibdeno-plata contempla 25 años de extracción a cielo abierto, con una capacidad de producción de 140,000 toneladas por día (tpd). Pretende ser una de las minas más grandes de Chile y dentro de los mayores 20 productores de cobre a nivel mundial. Se establecerá el proyecto expansión sobre el tajo existente, en la region de Tarapacá – región saturada por minas industriales de gran escala. Ya agotadas las aguas subterráneas gracias a la misma operación minera, QBF2 construirá una planta desalinizadora en el Bayo de Patache y transportará el agua 159 km por acueducto, subiendo a 4400 m de altura. Se identifican potenciales impactos serios incluyendo a: pérdida de humedales, pérdida de flora y fauna en peligro, pérdida de patrimonio cultural de las comunidades indígenas Aymara y Quechua además de impactos a los usos tradicionales de la tierra de los pueblos indígenas, impactos al sistema hidrológico y impactos a la salud de los trabajadores.

Un nuevo informe publicado por el Observatorio de Conflictos Ambientales de Chile (OLCA) y MiningWatch Canadá revela hallazgos preocupantes sobre el proyecto de expansión de la mina a cielo abierto Quebrada Blanca Fase 2, en Tarapacá, Chile.

Quebrada Blanca es propiedad de la empresa canadiense Teck Resources (60%), las empresas mineras japoneses Sumitomo Metal Mining Co. Ltd.y Sumitomo Corporation (30%) y la empresa estatal chilena, ENAMI (10%). Quebrada Blanca es explotada desde 1994.

El proyecto de expansión Fase II, ya en construcción, pretende ser una de las minas más grandes de Chile – eso en una región en el país donde generaciones de familias indígenas y chilenas, además de la flora y fauna, sufren las consecuencias del modelo hiper-extractivista minero. El proyecto, que ya produjo desde 2006, 75 millones de toneladas de cobre, espera llegar a tener una extracción diaria de 140.000 tpd con un plazo de más de 25 años. Tienen planes de hacer una tercera expansión ya arrancado esta fase.

Debido a su alto consumo de agua y energía eléctrica, la extensa red de ductos de transporte, la fabricación de una planta desalinizadora, y la ampliación de la capacidad de producción y así de los residuos tóxicos, el informe subraya varios impactos de suma preocupación para las comunidades indígenas, para las poblaciones cercanas a las instalaciones y la mina, y para la flora y fauna de la zona.

“Nos parece preocupante que existan comunidades indígenas que fueron marginadas por la empresa en el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto y el Proceso de Consulta a Pueblos Indígenas negado por el Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental chileno, lo cual es indignante sobre todo considerando que son comunidades que han vivido durante años los impactos de Quebrada Blanca” dijo María Paz López, investigadora de OLCA y co-autora del informe.

 En su sitio web, Teck Resources identifica “prioridades estratégicas”  para pueblos indígenas, biodiversidad, y cambio climático. Tiene una meta de tener operaciones de producción neutral de carbono hacia el 2050.

A pesar de su expresa preocupación con mitigar el impacto de sus minas para el cambio climático, el informe demuestra que, además de tener una gama de minas de carbón contaminantes en Canadá, su compromiso con el medio ambiente de Teck Resources es puramente discursivo. En la práctica, esta mina sin duda contribuirá a la exacerbación de la crisis ecológica que se vive en Chile.” dijo Kirsten Francescone, una de las investigadoras del informe y coordinadora del programa América Latina de MiningWatch Canadá.

Dado su alto e irracional costo, la empresa consiguió financiamiento de bancos y entidades de desarrollo internacionales en 2019. Entre ellos están varios bancos japoneses además del banco de desarrollo estatal de Canadá, la “Corporación de Exportaciones y Desarrollo de Canadá” (EDC por sus siglas en inglés). Continuó Francescone “el hecho de que EDC está financiando este proyecto además nos pone en mayor evidencia el compromiso del gobierno de Canadá, no con el cambio climático, sino con los intereses económicos de los grandes capitales mineros.”

En marzo, la construcción de Quebrada Blanca Fase 2 fue paralizado temporalmente debido al COVID-19, sin embargo arrancó de nuevo pocas semanas después, priorizando así las actividades económicas de la empresa encima de la salud de los trabajadores y las comunidades.

La megaminería en Chile durante años ha causado estragos en los territorios donde se impone, estos mega proyectos destruyen las formas de vida de las comunidades y los ecosistemas. Hoy, incluso en pandemia, este tipo de proyectos siguen avanzando y se siguen construyendo, sin consideración de los territorios ni la salud de las y los trabajadores. El gobierno canadiense debe asumir la responsabilidad extraterritorial de sus  empresas, especialmente estas inversiones que cuentan con apoyo financiero y político y violan los Derechos Humanos y colectivos de los Pueblos.” dijo Lucio Cuenca B., Director de OLCA.

Puede encontrar el informe final aquí:.

http://olca.cl/oca/informes/ESP-Quebrada-Blanca-Reporte.pdf (Versión Español)

http://olca.cl/oca/informes/ENG-Quebrada-Blanca-Report.pdf (Versión Ingles)

Fuente: OLCA