La investigación por la muerte de la mujer mapuche activista medioambiental ha enfrentado un extenso proceso judicial que todavía no define responsables y cuenta con irregularidades por parte de las instituciones del Estado, necesitando el apoyo de expertos nacionales e internacionales que ayuden a esclarecer el caso.
Macarena Valdés Muñoz fue encontrada muerta en su casa el 22 de agosto de 2016 en extrañas circunstancias. Días anteriores, la defensora de la tierra y su familia recibieron amenazas por parte de trabajadores de la constructora a cargo de la represa para el proyecto de la transnacional RP Global, en el marco del conflicto territorial que mantenía la empresa austriaco chilena con la comunidad mapuche de Tranguil, Región de los Ríos, al querer instalar una central hidroeléctrica en el sector. Ante este proyecto, la comunidad Newen de Tranguil, apoyados por los Collío Valdés, llevaron una férrea oposición en resguardo de la tierra y el agua de la zona.
Macarena era activista por la defensa del territorio, los recursos y el bienestar integral de las comunidades: “Nuestro ser nos pedía contacto con la naturaleza, la ciudad nos estaba echando y teníamos la idea de reencontrarnos con nuestra identidad mapuche” sostiene Rubén Collío, esposo de Macarena, al relatar los motivos que los llevaron a vivir en la precordillera de la comuna de Panguipulli. A su vez, Rubén no encuentra sentido a la explicación de suicidio que levantó el Servicio Médico Legal como causa de muerte, considerando la forma de vida que llevaba su esposa: “era una mujer llena de vitalidad y de fuerza, dedicada a la huerta, a los animales y a la familia, siempre con un toque de felicidad.”
Hoy, a casi cuatro años de su muerte y pese a las diversas irregularidades que ha sufrido la investigación en la gestión de instituciones del Estado, Rubén releva las certezas científicas descubiertas en torno al caso gracias al apoyo de peritajes expertos nacionales y extranjeros. Esto, desmintiendo la primera hipótesis del SML de Valdivia en manos del perito Enrique Rocco un día después de la muerte de Macarena, donde se señaló que la causa del deceso había sido “asfixia por ahorcamiento”.
La comunidad Newen de Tranguil no se conformó con este primer análisis, acudiendo al perito forense Luis Ravanal para realizar una segunda autopsia. El experto trabajó junto a la doctora Carmen Cerda, directora del Departamento de Anatomía y Medicina Legal de la Universidad de Chile, quien realizó un estudio hispatológico, con el que fue posible desestimar la presunta causa de muerte por suicidio, destacando como principal conclusión que la defensora de la tierra y el agua “fue colgada después de muerta”.
No fue el único forense en descartar el suicidio, ya que el último informe entregado a fines del 2019 a Fiscalía y realizado por el perito británico John Clark, es claro: “Dentro de sus conclusiones señala que Macarena se intentó quitar la cuerda y que luchó por eso, que hay marcas evidentes de que se tiró la cuerda por la espalda, por lo que estaríamos en presencia de una estrangulación por una tercera persona y, por último, que hubo negligencias en la primera autopsia”, afirma Rubén Collío.
Las contradicciones forenses no han sido las únicas anomalías dentro del proceso, ya que la pérdida de documentos también ha sido recurrente. Así lo evidencia el extravío momentáneo del informe 215, que señalaba la presencia de otro ADN femenino en la cuerda con que se asfixió a Macarena. A su vez, la familia de Macarena ha enfrentado intentos de cierre de la investigación por parte de Fiscalía, los cuales han fracasado debido a la contundencia de los informes presentados por los peritos externos.
La más reciente de las irregularidades corrió por la Fiscalía de Panguipulli, ya que, a fines de 2019, esta institución brindó acceso a la carpeta investigativa del caso al abogado de RP Global. Ante esto, familiares de Macarena levantaron la denuncia que derivó en la destitución del fiscal Jaime Clafil: “Esto es ilegal porque ellos no son parte de la querella; nosotros no indicamos que ellos eran responsables, la querella no tiene un nombre específico de algún culpable, sino que investiga quien lo resulte. Es una investigación abierta en la que no hay victimario, por lo tanto, no hay nadie que pueda tener acceso a la carpeta” sostiene Collío.
Por otra parte, también destacan los resultados del perfil psicosocial realizado por la perita mexicana Valeria Moscoso, quien viajó al sector de Tranguil a reconstruir el estado emocional y mental de Macarena días previos a su muerte a partir del relato de quienes compartieron con ella en sus últimos días. Los resultados también fueron claros: Macarena no tenía razones para quitarse la vida y, en caso de presentar algún problema, contaba con una amplia red de contención.
De esta forma, la comunidad de Tranguil, familiares, amigos y organizaciones que se han unido a lo largo de estos 4 años en búsqueda de justicia para Macarena, siguen esperando respuestas a un caso que ha revelado grandes cuestionamientos en torno a la eficiencia del sistema judicial nacional, los roles y el trabajo que cumplen las instituciones encargadas de dar claridad en torno a este tipo de sucesos.
La posibilidad a buscar justicia en un plano internacional también es una alternativa que maneja la familia: “Tenemos 4 resultados de peritos distintos que han firmado documentos diciendo que Macarena no se quitó la vida, por lo que esperamos la resolución de Fiscalía para apelar o no a organismos internacionales”, sostiene Collío. Esto, considerando la denuncia presentada el 2018 ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, cuando el caso de Macarena fue entregado a 10 relatores que hoy analizan el rol que ha mantenido el Estado chileno en su proceder.
“Hoy está solicitada a Fiscalía una copia actualizada de la carpeta investigativa con los avances que ha tenido la investigación, lo que debería estar listo para la quincena de agosto”, mantiene Rubén, esperando por fin encontrar luces para él y sus cuatro hijos, en un camino que han recorrido acompañados de las y los miles que se han sumado al grito de justicia por el asesinato de Macarena Valdés Muñoz, defensora de los derechos de la tierra, el agua y la protección integral de las comunidades. “La verdad ya la sabemos, ahora exigimos justicia”, concluye Rubén.
Fuente: Kaos en la red