Energía fotovoltaica, cuando la energía solar se transforma en una caldera a presión

A comienzos de octubre, agrupaciones defensoras de la zona de Los Andes y alrededores, alertaron sobre la aprobación del SEIA respecto al proyecto “Meseta de Los Andes” presentado por Tercera Región Solar SPA, de la filial estadounidense SunEdison, proyecto que se ubicaría en la provincia de Los Andes, Valle del Aconcagua, el cual contempla la instalación de 450 mil paneles fotovoltaicos, para la producción de 191,93MW, constituyéndose en el segundo «parque» fotovoltaico más grande de Chile.

Hablamos de 450 mil paneles para generar energía “limpia”, 16 kilómetros de líneas de alta tensión (que conecta con el Sistema Interconectado Central), además de un helipuerto, en una explanada de 335 hectáreas, lo que equivale a 300 canchas de futbol, para lo cual derribarán más de 35.800 especies arbóreas nativas que dan vida a un territorio especialmente vulnerable producto de la mercantilización del agua, la cual ha generado y promovido la desaparición de todo tipo de arroyos y esteros, por medio de canalizaciones que bordea a todo el territorio a fin de beneficiar a la minería (CODELCO y Anglo American) además de la agroindustria.

Acelerando de este modo el camino a la desertificación y degradación ecológica, sin respetar la existencia de flora endémica se constituye en un espacio de protección para la biodiversidad que aloja a cientos de especies y animales, entre ellos anfibios (Sapo de Atacama, de Rulo, Arriero); reptiles endémicos (Lagarto nítido e Iguana, culebras de cola larga y corta); Aves, Zorro Culpeo, Yaca, Vizcacha, Cururo, entre otros, con un 45% de endemismo, muchxs de elles en estado vulnerable o en peligro de extinción, todo ello, con la venia de la institucionalidad ambiental, quienes por medio del SEIA, son finalmente los responsables de legitimar este tipo de proyectos, sin mayor preocupación con la vida. Pasando incluso sobre quienes habitan estos territorios -recordemos que según el último mapa de conflictos ambientales del INDH, el 37% de los conflictos ambientales, responden a conflictos por energía.

Además de ello, este proyecto pretende instalarse a orillas del cerro Mercachas (nombre que viene del quechua que significa: velador o protector) considerado por tanto, una waka de carácter sagrado y que aún hoy es reconocido como un espacio de ceremonia y adoratorio en festividades y cambios de ciclo, por ejemplo, por parte de grupos de Bailes Chinos (nombrados patrimonio inmaterial de la humanidad).

Todo esto sucede en un contexto energético, en el que el país posee una matriz energética 100% en manos de privados, con una capacidad instalada que duplica la cantidad de energía que efectivamente es utilizada a lo largo del país, evidenciando con ello, que este tipo de empresas es por sobre todo un negocio que hipoteca nuestras vidas, en tanto no sopesa los impactos que genera la tala de árboles en muchos casos centenarios, afectando con ello todo un sistema de vida a fin de resguardar beneficios e intereses mezquinos, cuya duración es de 32 años de ejecución.

Por tanto, cuando hablamos de cambiar la matriz energética, no se trata solamente de cambiar a energías renovables, si es que estas están prestas a dañar ecosistemas, territorios y toda vida que allí habite; si no de cambiar este modelo energético, que entrega la energía a merced del mercado, incentivando con ello la sobre producción, sin entender, que la generación de energía limpia, sólo lo será en la medida en que ponga al centro un buen vivir que respete a los territorios en su totalidad.

*Afiches generados por la Asamblea Autoconvocada por la Defensa del Agua