“Estoy sufriendo persecución hacia mi persona”. La persecución de la que habla Jorge Palacios Cañuta comenzó en seco el 21 de mayo de 2020. Hace prácticamente 26 meses se encuentra en prisión preventiva: dos años y dos meses sin volver a su hogar, tras ir a comprar y quedar sin bencina. Ahí fue interceptado por una patrulla que lo detuvo por dos presuntos delitos, ambos de robo e incendio. Junto a dos inculpados más, salió exculpado del primero; el otro los declara culpables sólo con un testimonio y la sentencia será leída este viernes 15 de julio.
Por Fresia Ramírez Inostroza
Hoy se cumplen 782 días de prisión preventiva para tres comuneros mapuche, Jorge Palacios Cañuta y dos personas que prefieren el anonimato. Tres nombres que se suman a la larga lista de presos políticos que habitan forzosamente el módulo con el mismo nombre en la Cárcel de Angol, Región de la Araucanía. Quienes si bien, defienden su inocencia a través de la falta de pruebas y del nulo vínculo de su ADN y huellas dactilares en los peritajes, hoy peligran 17 años de cárcel.
Pero nada es coincidencia. “Aquí hay una clara persecución de hostigamiento hacia mi persona,mi hijo y mi familia”, cuenta Jorge, padre de Maicol Palacios, peñi que acompañaba a Camilo Catrillanca el 14 de noviembre de 2018, día en que el tractor azul en el que iban fue atacado por agentes del Comando Jungla, quienes dispararon a la cabeza del werken de Temucuicui.
“Por una declaración de mi hijo es que se echó abajo el montaje de carabineros. Contó la forma en que entraron a la comunidad y agredieron a niños y ancianos. Con la declaración de mi hijo se les fue todo al suelo. Y cayeron desde el paco más raso a personas como Víctor Manoli, Andrés Chadwick y otros nombres que no recuerdo”, reflexiona.
De ahí de las primeras palabras que le vociferaron uniformados a Maicol. “Por el momento soi banderita de lucha cabro culiao, pero ya habrá un tiempo en que tengai que pagar. Y eso va a ser cuando se terminen los juicios de los carabineros”.
Y la venganza prometida llegó de dos formas. Hoy Maicol cumple condena nocturna por un lanzazo del que se le acusa. Los cargos los tuvo que aceptar para poder acceder a condena mixta, pero él y su padre aseguran su inocencia. El otro desquite, más lento, ha tardado casi 26 meses y se trata del montaje que acusa Jorge.
“Es por venganza. Si el día de mañana pasa algo como lo que le pasó a mi hijo, le dirán ‘te acordai de lo que le pasó al que andaba con Catrillanca’ y lo harán culparse de algún crimen, o algo, por el miedo. Lo que acá se está haciendo es un juicio viciado por poderes políticos, no por algo que cometimos. Es por sospecha, lo que pasaba en los 70, 80, cuando eras sospechoso y te condenaban con eso”.
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Dos familiares de Jorge cumplían años el 21 de mayo de 2020, al igual que la madre de él y Jorge, que ya no está terrenalmente. Ese día especial en que se cruzaban sus cumpleaños, decidieron -por supuesto- que había que celebrar. pero se acabó la bebida. Jorge y su hermano se subieron a la camioneta de Palacios, una camioneta Chevrolet blanca, para solucionarlo.
“Salí camino a Victoria y quedé botado, sin bencina, a unos kilómetros de la casa. Tenía malo el indicador de nivel de bencina, ni lo vi”. Así que se quedó en el camino esperando ayuda. No venía nada, seguían arriba del auto hasta que pasó una camioneta de Carabineros hacia Toquihue, pero siguió de largo. No pasó mucho rato hasta que volvió y ahí comenzaría la tragedia. Con UCI en mano, uniformados se bajaron del vehículo gritándoles “bájense indios conchetumares”, y de manera violenta los obligaron a entrar a la camioneta verde y blanca. “Yo no me llevo muy bien con carabineros por lo que pasó con mi hijo y porque ya he tenido muchos encontrones con ellos. Uno ya está cansado de tanta represión. Ese día no me dejé tomar detenido”.
– ¿Por qué me vas a dejar detenido si no estoy haciendo nada en este camino, sólo estoy sin bencina?
– Te vieron en otro delito, estay detenido
– Llévate la camioneta, está todo al día.
En eso toman detenido a su hermano. “Ya después de eso me dejé detener. Tampoco iba a saltar y correr, no estaba escapando de nada. Nos fuimos detenidos a Victoria y como a las 6 de la tarde sufrí dolores lumbares. Tengo una hernia lumbar y con el frío me da un dolor intenso. Me llevaron a un Cesfam, me pincharon”. Ahí Jorge preguntó a un carabinero lo que nadie le había querido decir.
– ¿Qué pasa?
– Lamentablemente compare, unas víctimas dicen avistar una camioneta similar a la tuya. Te vas detenido por sospecha de la quema de un camión tres cuartos.
– No hice nada, no tengo nada que temer ¿qué van a hacer?
– Vienen de Temuco a tomarles unas muestras y se van. Yo creo que van a pasar la noche.
– ah ya po, listo.
Jorge creyó que sería corto, no se imaginaba que iría más allá del control de detención, pero lo intuía. Eran dos delitos los que querían inculparles. Vino una perito de criminalística de Carabineros. Se tomaron las muestras dactilares y de saliva correspondientes y en ellas no se encontró ninguna partícula que lo vinculara a las dos escenas.
“Las víctimas no reconocen a nadie, hablaban de otras personas y no de nosotros. Pensamos que se estaba haciendo de buena manera el juicio, logramos declarar, y las versiones que dimos nosotros fueron reales, aceptadas y acreditadas por la defensa. No tuvimos participación alguna” cuenta sobre el primero de los delitos. Pero del segundo delito, del que acusan un nuevo montaje, un polerón que usaba uno de los peñis tenía similitud con la acusación, y con ello, les anunciaron una prisión preventiva por el tiempo que durara la investigación. Lo que comenzó con 75 días, se ha convertido en una incierta multiplicación, cumpliendo hoy 782 días en esta situación.
Este segundo crimen es la quema de un camión tres cuartos en Traiguén, cuyos pasajeros fueron bajados del vehículo, que ardió en llamas kilómetros más allá. Este hecho ocurrió al mismo tiempo que el primer crimen que les imputaban. A la misma hora en que iban a comprar más bebida para celebrar a sus cumpleañeros y rememorar a su madre.
Los antecedentes de las tres detenciones no están disponibles de manera pública en el Poder Judicial. Pero de acuerdo el relato de Jorge, les contaron que la famosa camioneta tres cuartos tenía quemada solamente la cabina; la carrocería quedó intacta. En ella, habían dos tarros de pintura, que según narra serían protagonistas de un descuido de carabineros en el montaje. “Las víctimas habrían salido con dos tarros de pintura en el camión para ir a hacer un trabajo. Se nos culpa de robarnos esos materiales. Pero en las audiencias nos mostraron dos fotos en las que muestran los tarros; las del peritaje al camión tres cuartos, y las de mi camioneta con estos arriba como supuesta evidencia de robo. ¿Por qué aparece en los dos lados? Primero como foto tomada por carabineros en el camión y luego misteriosamente aparecen en mi camioneta”. La defensa lo hizo notar, se quejó, pero no fue escuchado.
“Dicen además que nosotros bajamos esos tarros del camión, tarros de 20 litros. De ser así hubiese quedado resto de huellas porque teníamos que tomarlos, que apoyarnos, yo mido 1.65, no los podía haber tomado así como así”, relata. Pero no hay cómo saberlo, ya que tampoco se periciaron las manillas ni los tarros. No se le hizo toma de huellas. Del resto del camión, como ya se dijo, no se pudo comprobar vínculo con los tres acusados.
Ninguna huella. Ninguna partícula. Ninguna participación.
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En ese momento, Jorge no sabía que el episodio que vivieron la segunda semana de mayo de 2020 cobraría tanto protagonismo. Una semana antes, carabineros en Ercilla hicieron parar su camioneta, donde viajaba con Marcelo Catrillanca, werken de Temucuicui, hijo del lonko Juan Catrillanca y padre de Camilo. “Me encontraba con la familia Catrillanca, estaba compartiendo, me tomé unas cervezas y carabineros me controla. Me sacan fotos y dicen ‘es el padre del menor que iba con Camilo Catrillanca. Me graban, le sacan fotos a la camioneta”. Así, la Chevrolet blanca quedó dentro de los registros.
Esa camioneta habrían reconocido las víctimas que tripulaban el camión, pero durante las audiencias hablaban de una “camioneta blanca” y sin dar modelo la justicia relaciona la de Jorge. Pero a quienes escuchaban les daba lo mismo, ahí lo importante era, narra, condenar. “En el control nos sentaron con mi hermano en el calabozo, ingresaron a otro peñi y nos conectaron al zoom. Era de Ercilla, lo conocía”. «¿Qué te pasó?», le preguntó Jorge. El nuevo imputado tampoco sabía, pero también le habían tomado las muestras.
“Ahí comienza. Participaron del ataque, lo quemaron, son culpables”, escuchaban los tres inculpados. Carabineros junto a los jueces y el fiscal acreditaron la prisión preventiva porque una víctima habría señalado que un polerón que coincidía con el de uno de ellos. “Pero carabineros dice verbalmente que el polerón era blanco con manchas negras, y mi polerón era gris, no coincide”. Con esa prueba, decidieron darles reclusión por 75 días mientras durara la investigación. “Y seguimos aquí presos. Con más audiencias nos fuimos dando cuenta de que nos acusaban de un acto terrorista. El objetivo de ellos es culparme a través de este montaje”.
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El 5 de junio de 2022 a las 13:15 según se lee en el documento de Audiencia del Juicio Oral del Tribunal Oral en lo Penal de Angol se decretó que de manera definitiva los tres acusados eran culpables.
Los querellantes son el Estado y la empresa a quien pertenece el camión tres cuartos. Desde la Delegación Presidencial, Macarena González, quien fue acompañada por David Novoa Jaque en representación de la Empresa Codiner LTDA, dedicada a la distribución de electricidad, domiciliada en Calle Arturo Prat 1260, en Victoria.
Jorge y los dos peñis fueron declarados culpables de incendio, tipificado como “sólo con daños o sin peligro de propagación”; absueltos de robo con intimidación -que también se les imputaba- y culpables de robo con violencia a los tripulantes del camión tres cuartos. La condena no incluye delitos terroristas.
Una sola prueba testimonial les dio la condena, cuya sentencia será leída telemáticamente este viernes 15 de julio a las 13.15 horas. Fiscalía pide 17 años y la defensa le dijo a Jorge que en el peor de los casos, si se hubiese pillado algo, se pediría una pena de 8 años. Esto es, 5 por violencia y 3 por incendio. “Me gustaría dejar en conocimiento público que se me condenaría a mí y a mis compañeros el viernes por algo que nosotros no hicimos. Es un daño psicológico que se hace a toda la familia, no es solo a uno, es a los niños chicos”.
Para quienes han sido criminalizados por pertenecer al pueblo nación mapuche, la pelea no se acaba. Para estos tres peñis, no se acaba ni siquiera si quedaran los tres libres. “Vamos a seguir haciendo la lucha social pluricultural, con la lucha a nivel país, conectada con los problemas de todos. Por los ríos, el agua y la naturaleza”.