Hace 58 años se perpetró lo que conocemos como La Matanza de La Caro. Hace 58 años, el gobierno liderado por el derechista Jorge Alessandri dio orden de abrir fuego contra lxs pobladorxs desarmadxs que protestaban por una mejor vida. Hace 58 años que marcaron con sangre y fuego nuestra memoria poblacional, aquella memoria que se ha traspasado de generación en generación. Por supuesto que no constituye ni la primera ni será la última matanza que ha padecido nuestro pueblo.
Las explicaciones históricas que nos permiten comprender lo sucedido aquel lunes 19 de noviembre de 1962 no distan mucho de lo que sucede en nuestro(s) presente(s) en los territorios dominados por el estado chileno. Nos atreveríamos a decir, incluso, que no distan mucho de lo que sucede hoy en nuestra Abya Yala.
Aquel lunes 19 de noviembre de 1962, lxs pobladorxs de la José María Caro, haciendo eco a los llamados a movilización emanados desde la CUT, se plegaron a la huelga general que se tomaba las calles de los territorios de este fundo llamado chile. Pobladorxs que no llevaban más de tres años habitando las precarias viviendas que había entregado el estado como respuesta a la presión del movimiento de pobladorxs que años antes se tomaron los terrenos colindantes de Lo Valledor para dar nacimiento a nuestra hermana población La Victoria. Aquellxs pobladorxs, que fueron nuestrxs bisabuelxs, nuestros abuelxs y su descendencia, tuvieron la valentía, tal como lo han hecho miles de pobladorxs hoy en día, de desafiar al régimen. De exigirle, por medio de barricadas y cortes de ruta, mejores condiciones de vida para ellxs y lxs suyxs.
Las condiciones socioeconómicas que caracterizaban la década de 1960 no son, como nos han querido convencer, muy lejanas a la realidad material que vivimos hoy en día. Quizás una diferencia fundamental radica en que hoy la pobreza se esconde detrás del endeudamiento crónico de las familias que constituyen nuestro pueblo. Y estas condiciones de pobreza material fueron precisamente las que llevaron a nuestrxs bisabuelxs y abuelxs a salir a las calles, y específicamente a la calle Santa Anita, a tratar de impedir el paso de los trenes, pues era de conocimiento público que la única federación de trabajadorxs que no se plegaría eran precisamente los ferroviarixs, lo que significaba que el servicio de trenes seguiría funcionando con normalidad (decisión que fue revertida luego de materializada la huelga en los albores del aquel lunes 19 de noviembre). Es por ello que lxs pobladorxs, iniciado el día de huelga general, se congregaron en el paso vehicular de la línea del tren y, estando allí, comenzaron a poner durmientes para interrumpir el paso de los trenes.
Por las historias que nos han contado, por los relatos que nos han compartido lxs más viejxs, sabemos que, al igual que como pasa en las protestas de hoy día, el ambiente que se respiraba era de distención y de convencimiento de estar haciendo las cosas bien, de estar aportando a la lucha del pueblo. Sin embargo, la patronal sabe y está consciente que un pueblo organizado constituye un peligro para su clase y para la mantención de sus privilegios. Es por eso que pasadas unas horas arribaron al lugar las fuerzas represivas del estado, pacxs y milicxs que históricamente han constituido el brazo armado de quienes ostentan la riqueza y que no han dudado en usar sus armas para reprimir y asesinar a nuestro pueblo.
El saldo del actuar irracional de lxs lacayxs y esbirrxs de los poderosxs fue decenas de pobladorxs heridxs y seis asesinadxs:
– Nemesio Barraza. 25 años, comerciante ambulante.
– Jorge Miranda. 28 años, comerciante Vega Central.
– Hipólito Brevis. 16 años, soltera, operaria.
– Ricardo Cubillos. 15 años, soltero, obrero.
– Elsa Ramírez. 16 años, soltera, operaria.
– Juan Barrera. 32 años, soldador.
Como se logra apreciar, lxs pobladrxs asesinadxs por los agentes del estado eran todxs jóvenes y esto, de algún modo, constituye una constante en la historia de esta país llamado chile pues hoy, como hace 58 años, el estado terrorista asesina a nuestros jóvenes, lxs mutila y, como vemos en el presente, lxs encarcela. También se logra apreciar que todxs lxs pobladorxs asesinadxs por este estado terroristas eran parte constitutiva de la clase trabajadora, la misma que en el presente histórico de este fundo ha pagado los costos de las crisis económicas desatadas por lxs poderosxs.
Este año nos volvemos a congregar para hacer memoria, para recordar (volver a pasar por el corazón) y reivindicar la lucha histórica que ha dado el pueblo contra lxs poderosxs, contra quienes nos mantienen en condiciones deplorables mientras ellxs siguen acumulando riquezas y gozando de sus privilegios. Si bien sabemos que la historia no se repite, creemos que sí hay ciclos y permanencias históricas que dan cuenta de estructuras de poder que nos mantienen en la miseria. Y recordamos y hacemos memoria no para llorar a nuestrxs muertxs, no para derramar lágrimas estériles que nos inmovilizan, sino que, por el contrario, lo hacemos para echarnos a la espalda a nuestrxs asesinadxs y caminar, movilizarnos y protestar con ellxs y decir fuerte y claro que somos pueblo, que solo muere quien se olvida, que la venganza alimenta el fuego de nuestra lucha.
Hoy, como hace 58 años, nuevamente estamos inmersos en un ciclo de lucha, movilización y protesta popular, no sólo en los territorios dominados por el estado chileno sino en toda nuestra Abya Yala. Y creemos que nuestras luchas que desplegamos en nuestro(s) presente(s) debe alimentarse, insumarse, de nuestra memoria popular.
Sin justicia no habrá paz. Libertad a todxs lxs presxs políticxs secuestradxs por este estado fascista.
Fuente: Raíces Poblacionales – Pobladorxs de La Caro!!