El científico habló con Diario y Radio Universidad de Chile sobre los avances alcanzados en el ámbito de la astronomía y cómo éstos abren la puerta a nuevos grandes descubrimientos aplicables a la medicina y a la industria.
El observatorio ALMA, ubicado en el llano de Chajnantor, Desierto de Atacama, realizó un experimento en el que aumentó la distancia de sus telescopios, dejándolos a 15 kilómetros entre sí con un objetivo: alcanzar la mayor nitidez posible en orden a investigar el universo frío, el que no es posible de observar con telescopios convencionales.
De esta forma, científicos del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) junto al Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica (IA-PUC) lograron obtener la imagen más nítida del gas frío, el que es el alimento principal de dos enormes agujeros negros supermasivos ubicados a 360 millones años luz de nuestro planeta.
Ezequiel Treister, astrónomo que lideró la investigación explicó que este descubrimiento abre la puerta para nuevas investigaciones y nuevos avances científicos que, hasta ahora, se habían considerado inalcanzables.
“Creo que estamos ante una nueva era de descubrimientos en Chile. ALMA ya está en una etapa más madura de su operación, luego de siete años de su entrada en operación científica y en ese sentido ha aumentado sus capacidades, su potencial y eso nos lleva a abrir todo un nuevo espacio de descubrimientos, hacer observaciones que antes eran simplemente imposibles y ahora casi se están volviendo cotidianas, pasaron de ser algo muy difícil y experimental a ser algo casi rutinario y, en ese sentido, definitivamente la ventana para nuevos descubrimientos que se hagan con ALMA”.
En cuanto a lo que significa la separación de las 66 antenas en el observatorio, el científico manifiestó la importancia de tener acceso a imágenes más nítidas del gas que alimenta a los agujeros negros y profundizó en el método utilizado para llegar a tal resultado.
“ALMA es un arreglo de radiotelescopios. Son 66 antenas trabajando como si fueran un gran radiotelescopio, pero la nitidez de las imágenes u observaciones que pueden hacer dependen de la separación que exista entre las antenas, cuánto más separadas, más nítido puede ser y, en este caso, las observaciones que hicimos corresponden a las distancias más grandes que se pueden tener entre las antenas, que son de alrededor de 15 kilómetros. Ello permitió obtener grados de nitidez, que conocemos como resolución espacial, mucho mejores que lo que se había podido hacer antes y esto obviamente fue un desafío técnico muy importante que requirió muchos esfuerzos de ingeniería y de calibración y de estudios para poder lograrlo”.
Respecto del interés que ha generado la difusión de estas imágenes, el diplomado en Astronomía en la Universidad de Chile, se manifestó muy satisfecho de haber tenido la oportunidad de dar a conocer el trabajo que comenzó en el año 2015 y que no estuvo exento de dificultades, toda vez que la configuración de las antenas y su funcionamiento en condiciones climáticas apropiadas ya conlleva una gran complejidad.
” Estamos muy contentos con el interés que ha generado nuestro descubrimiento y nuestros anuncios, y con haber podido presentar los trabajos en la reunión de la Asociación de Astronomía estadounidense (American Astronomical Society, AAS por su sigla en inglés) que es probablemente una de las reuniones de astronomía más grandes del mundo, había alrededor de 3500 astrónomos. Fue muy gratificante ver el interés que todo este trabajo ha generado, pues ha sido el fruto de hartos años de trabajo de un equipo que hay detrás. Es muy gratificante haber realizado el trabajo, ver concluida esta primera etapa y, sobre todo, ver que los resultados han generado este interés nos da ánimo para continuar: este es solo el comienzo, una ventana que se abre porque aún hay muchísimo por descubrir“.
“Por un lado uno podría pensar que esto es simplemente una curiosidad, que puede ser algo interesante , entretenido, que da gusto ver las imágenes. Sin embargo hay un objetivo científico detrás: entender cómo se comporta el gas frío, el gas molecular durante un choque de galaxias que está alimentando, no solo al agujero negro, sino a nuevas formaciones de estrellas en esta galaxia. Sin duda hay un objetivo científico”, agregó el experto.
El científico además proyectó cómo estos avances pueden extrapolarse a otros ámbitos de la ciencia y ser aplicables incluso en el plano de la medicina o de la industria.
“Para poder hacer estas observaciones se requirieron avances en un montón de técnicas de detectores de emisión de radio, en técnicas ópticas, de combinación de imágenes y también un trabajo computacional detrás muy fuerte. Todo eso genera experticia y avance tecnológico que, luego, se puede aplicar para un montón de otras técnicas que derivaron de estos métodos utilizados, como por ejemplo la interferometría que se usa en medicina, en avances tecnológicos en aspectos de mediciones industriales, etcétera. Por lo tanto, pese a que el trabajo que hacemos tiene un objetivo puramente científico, alcanza aplicaciones que van mucho más allá de eso y muchas de ellas todavía no las conocemos”.
“Al hacer estos trabajos, uno tiene un objetivo específico en mente, pero después se generan nuevas aplicaciones y que son las que luego nos sorprenden. Hay todo un potencial que está siendo explorado para mejorar la calidad de vida, para realizar avances tecnológicos, para avanzar en medicina y otros aspectos. Hay mucho más que puede pasar y aun no sabemos”, concluyó el astrónomo.
Foto principal @Biblioteca Regional de Antofagasta
Fuente: Radio Universidad de Chile